Allí nos juntamos casi todo el equipo, algunos con más y
otros con menos experiencia sobre la bici de monte pero todos unidos por una
causa y un sentimiento.
La verdad es que no hay mucho que reseñar respecto a lo
deportivo ya que era una marcha no competitiva, aunque alguno se dio buenos
calentones jejee, en cambio otros decidimos tomárnoslo como un paseo y disfrute
de una prueba que lleva ya 25 años haciéndose en la Rioja.
El recorrido no era muy técnico salvo algún tramo, a mí
personalmente me gustó mucho, aunque ya la conocía, se hizo rápida y divertida,
lo mejor para mí los bollitos de chocolate del avituallamiento y el chocolate
de la llegada.
Os aconsejo que si tenéis la oportunidad de poder asistir
otros años no la perdáis, es divertida y sencilla, pero sobre todo se va a disfrutar
del paisaje riojano con sus viñedos, de la gente y sobre todo del ciclismo de
montaña.
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